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“MISIONERO HUÉRFANO”



Ostra Brama – Puerta del Este

Yo tenía permiso del Obispo Eduardo Kisiel, para trabajar en Rusia. El 1° de Junio de 1992. En este tiempo estábamos construyendo una “Capilla Ilegal” en Wrocen, en la Parroquia de Dolistowo, al finalizar las clases en los Colegios. Yo comencé el mes pasado como Sacerdote Vicario en Polonia. Tenía una mezcla de sentimientos, agradecimientos, por la mano que me había dado el Obispo, quién tomó sus promesas, dándoselas a un jóven Sacerdote un año atrás. Luego de este tiempo, mi “sueño de misionero del Este”, parecía concretarse. Trabajando en Dolistowo, fue una experiencia maravillosa, pero no tenía palabras para explicarles a mis feligreses que debería decirles “Adiós”, hasta pronto.

Lo más difícil fue decirle esto a mi madre. Ella estaba triste de que yo no iría a Lituania o Bielorrusia, como ella suponía. Le hice un llamado telefónico, que terminó en esta solicitud: Ir allá a buscar mi ropa y otras cosas privadas que pertenecían a mi hogar. Todo había sido empacado, para ser llamado un “Gran Fiat”. Tomé mi guitarra y libros conmigo, pero más allá de estas cosas, yo había depositado mi pensamiento en Klimowka, algún día debería llevármela conmigo.

El Padre Kulikowski, me llevó a la frontera de Lituania, Marianpol, Trakai Vilnius. Así fue mi viaje, esperándome encontrar con alguna peregrinación, que entrara a la Capital de Lituania. El 16 de Julio, día de la Virgen del Escapulario (del Carmen); habían comenzado mis 10 años más largos de aventuras, que me llevaron al Cáucaso, Siberia, etc.

Estuve caminando por los mismos lugares que en el pasado, como misionero Patriótico Polaco. Pero en mi caso, fue una libre decisión, una felicidad profunda en el corazón.


Moscú, etc.

Llegué a Moscú en algo llamado “Plats Kart”, que significa, vagón de pasajeros de II clase. Como era el único, no estaba mal preparado, lo tome de forma normal. Fue mi primer viaje en un tren Soviético y primera visita a Moscú en mi vida. Comencé visitando la Ciudad. Tenía 200 rublos en el bolsillo, que adquirí en Vilnus, y el viaje a la Ciudad me costaba 60 rublos.

Una señora con teléfono celular, fue muy generosa, avisando a todos. Ella informó al grupo, acerca de Pozarski y Minine, que se habían ido a casa 400 años antes. Quién creó a los “Soldados Polacos”. Estos dos héroes tienen un lindo monumento en la Plaza Roja cerca del Kremlin. Ella nos mostró muchas cruces, las cuales estaban decorando fundaciones, que representaban muchos monumentos de algunos héroes Comunistas anteriores, pero ahora era dañoso y perjudicial, después de “Moscú, agosto de 1991, Pooch”. También nos mostró el Cementerio de “Wagankowski” y las tumbas de los cantantes famosos y del actor Wysocki.

Ella me aconsejó seguir a Lubianka, porque justo allí, estaban los Cuarteles Centrales de la KGB. Yo debía encontrar una Iglesia Católica. Me tomé un taxi, que me costó 100 rublos, así que cuando llegué a la Iglesia de Lubianka, sólo me quedaban 40 rublos en el bolsillo y un gran deseo de “Conquistar Rusia” para Jesús. Pero el Obispo Local y su Cancillería, no tenían idea acerca de mi venida. Me había dado cuenta de que la carta enviada por mi Obispo, que me permitía venir a Rusia, no la habían recibido. Llegaría algún día por correo….Yo llegué después de dos meses que la carta había sido enviada.

El famoso humorista Armenio Petrosian dice: “Si deseas enviar alguna carta a Ulan-Ude, tenes que ir con ella Tú mismo”.

En estos días el Obispo Kondrusiewicz, estaba en el Sureste de Rusia con la Pastoral, visitando Wolgogrado (Stalingrado) y en dos días, tendría que visitar Rostov. El le preguntó a su Canciller, para organizar un viaje en tren para mí, para estar yo visitando Rostov con el, en la Pastoral.


Rostov on Don

Nos encontramos el 10 de Julio a las 10 am. Fue una corta pregunta y una corta respuesta…¿Tú deseas ser un Pastor acá? “Sí”, respondí yo.

Recién en la noche pude comprender cuán grande y dolorosa había sido dicha decisión.

El día estaba caluroso…40° centígrados, era típico allí, viento húmedo del mar de Azov, hacía mover nuestras vestimentas (sotanas), una tortura para los Sacerdotes.

Nosotros éramos 5 Clérigos : El Arzobispo P. Severynik, 2 seminaristas de Grodna y Siedlce y yo “Misionero Huérfano”, visitando las oficinas de la Ciudad de Rostov.

Todo estaba ocurriendo rápidamente. En la Residencia de la Ciudad yo estaba introduciendo como Pastor, al principal Arquitecto y al Obispo Ortodoxo.

A las 6 pm, había una Celebración muy importante… en el Museo, en medio de la temporada de exhibición de de la vida religiosa en Rostov on Don, antes de la Revolución de Octubre. Algunos detalles fueron destruidos en 1952 por la ex Iglesia Católica, también la estatua de la Virgen María. Los colaboradores, destruyeron sus manos. El Arzobispo Kondrusiewicz con voz estremecedora, nos explicó: que nosotros le daríamos a ella (La Virgen María) nuestras propias manos, ayudando a restaurar lo destruido de la Iglesia.

Yo hablaba poco, humilde y con palabras temerosas. Estuve estudiando ruso durante muchos años, pero la Santa Misa en ruso, la estaba predicando por primera vez en mi vida.

Me sentí como en mi primera Misa, así que le llamé “Primicia”. Pero la gente que allí estaba presente, no estaba del todo entusiasmada. En un grupo de 100 personas, sólo 30 eran completamente feligreses, todo el resto eran turistas y nos miraban con la misma cara de sorpresa como visitando el “Teatro Kabuki”.

El Obispo explicó a la gente presente, el trágico pasado local de la Comunidad Católica y trató de estimular a la gente a venir a la Misa semanal, cuando ahora tienen la posibilidad de hacerlo. Yo estaba temblando por dentro en mi alma y temeroso, comencé a comprender que pasaría si yo no pudiera escapar de dichas condiciones…


Hermanas Misioneras Salesianas, etc.

Un mes después, vinieron las hermanas misioneras de la Sagrada Familia. Yo estaba otra vez depresivo. La razón era: la carencia de un hogar. Estaba viviendo como un gitano, en departamentos privados, casas de estudiantes u hoteles. Me preguntaba a mi mismo con mucho temor…. ¿realmente vendrán estas hermanas, y si lo hacen dónde vivirán? .Durante este tiempo, yo me había convencido de que yo no podía contar sólo por mí mismo.

Los feligreses, no tenían deseos ni donaciones, disponiendo de nada y yo prácticamente sólo como un huérfano.

Cierta persona, “especie de asesor”, quien acompañaba al Obispo, me tomó del tren. En efecto fue buen actor pero mal católico; ciertamente estaba a la expectativa de que la colaboración con los extranjeros, podrían resultar buenos negocios.

La tierra prometida para la construcción de la Iglesia, finalmente nos fue dada en marzo de 1993; luego de muchos riesgos. Territorio que nosotros estuvimos defendiendo muchas veces. Excepto la gran Catedral, con la cual yo soñaba. Obtuve de Alemania como obsequio, una Iglesia pequeña de madera. Exactamente el mismo día que fue construida la Iglesia y estaba mi seguidor… un sacerdote Salesiano, el P. Mackiewicz. El tomó los documentos diciendo que desde ahora, el es el Pastor en Rostov y que el construiría un gran centro salesiano y la Catedral, con la cual yo soñaba. Desde ahora el sería el responsable más importante en la Ciudad y yo era el Pastor de una Villa, cuidando toda la gran provincia del río Don; que se encontraba entre dos mares: El Mar Negro y el Mar Caspio.

Yo estaba organizando una pequeña Comunidad de base, en Nowoczerkassk, Taganrog, Elista, Batajsk, Leningradskaya y Azov. Con la ayuda de Dios, me convertiría en el iniciador de 13 Parroquias en la región, durante 7 años.

En aquel territorio, el nuevo Obispo electo era Pickel, hizo un Decanato de Rostov, en 1999.

En un tiempo medio, las nuevas congregaciones estuvieron ayudándonos, viniendo una a una: Franciscanos, Carmelitas, Capuchinos, porque fueron exhortados, más la inexperiencia de viajar siempre como gitanos….

Me sentía incapaz de servir a las Comunidades permanentemente. Yo empecé… el número de las Comunidades realmente fue creciendo, como los champiñones después de la lluvia.

El secreto de dicha bendición, fue la presencia humilde y poderosa de las hermanas Misioneras de la Sagrada Familia, quienes siempre me ayudaron en mis viajes, con la presencia y oraciones. Un día yo escuché en Polonia, un rumor muy estúpido, que dicha estrategia, es muy molesta para los Obispos rusos, porque ellos no podrían encontrar muchos sacerdotes, que continuaran el trabajo que yo había comenzado por mí mismo.

Yo estuve un poco confundido, pero tuve la inspiración de esta posibilidad. Mi tiempo en esta Comunidad, había finalizado y sería mejor irme a Siberia; donde hay un pequeño número de sacerdotes y también de Comunidades. Fue una inspiración providencial y mi Obispo en Bialystok, me dio su bendición para trasladarme a Siberia.


Siberia

El Arzobispo Szymecki, me dio su permiso en mayo de 1998 y en noviembre de ese año, yo estaba en Usolye, cerca de Irkutsk, en el día del Patrono de San Rafal Kalinowski, en el lugar de su antigua prisión Siberiana. La temperatura era de (-30° bajo cero).

Un día antes con el Obispo Mazur, estuvimos buscando mucho, para conseguir nuevas ruedas, que son usadas en el tiempo de invierno.

Yo estaba un poco sorprendido, de que el Obispo de la Diócesis más grande del mundo, esté ocupándose el mismo de tal cosa. Más me sorprendí, cuando el comenzó a manejar el auto hacia Usolye, llevando como pasajeros a cuatro hombres más incluyéndome a mí. En efecto el Obispo Kondrusiewicz y Clemens, eran similares, gente siemple y humilde, justo como el Obispo Mazur. Luego de haber estado unos 4 años en África, adquirió una extremada y exagerada simplicidad misionera.


Tres años, en los cuales estuve bajo la autoridad de este Obispo, en el lejano Este, en medio de muchas Naciones Asiáticas, exóticas como Buritas (Czita), Itelmen (Kamtchatka), Nivkhi (Sakhalin), Koreanos o rusos…. Es para mí, un tiempo de maravillosas experiencias y de enormes gracias.

La Misión es un riesgo y yo he vivido muchas veces ese riesgo…mi auto, estuvo 3 veces en grandes accidentes, mi casa estuvo ardiendo en llamas por una explosión de gas estando yo mismo allí. Había perdido mi salud y mi dinero, pero del mismo modo que le ocurrió a Job, lo he recuperado, lo he tenido nuevamente.

Por aquel lejano establecimiento, durante medio año, estuve viajando mensualmente en el tren transiberiano a Kamchatka, Khabarovsk y otros lugares. Estuve volando regularmente durante dos años, en aviones muy incómodos. Fue también otro riesgo, conociendo lo que es la antigua aviación rusa.

Yo había adquirido ya, costumbres Asiáticas en la cocina, prefiriendo la comida vegetariana y comiendo con palitos. También había comenzado a estudiar un poco de Koreano y Japonés, con gran entusiasmo, soñando que algún día me sería útil.

Le estoy rogando a Dios sin parar, para que El me muestre, muchas bellas Naciones Asiáticas y entre ellas, algunos polacos que necesiten ser más organizados en su lejana Diáspora.


Extremismo Religioso

Yo sé que todo tiene su propio precio. Mi enorme actividad, estaba todo el tiempo bajo los ojos sospechosos del Servicio Secreto. Ellos estuvieron buscando excusas por largo tiempo, para herirme. Una de las excusas, apareció cuando de manera exitosa bajo mi control, en un período muy corto se construyó una hermosa Iglesia en Sakhalin. La Iglesia comenzó con el Padre Benedict Zweber, el garantizaba las finanzas, pero contrajo cáncer y falleció. El Obispo se dio cuenta, cuán cansado yo estaba, controlando los negocios, los cuales estaban fuera de mi entendimiento. El me dijo: Ahora, tú debes descansar, por favor hacé una pausa, se te está viendo depresivo.

Me tomé vacaciones junto con el Obispo. Mi viejo amigo de Rostov había terminado su Iglesia y se tomó el descanso en el mismo momento. Ninguno de dicho equipo podía regresar a Rusia.

Había muchos rumores inesperados, porque los rusos nos proclamaban a nosotros como “personas no gratas”. Todos nosotros, éramos pecadores. Teníamos el mismo pecado, al construír grandes Iglesias. Para los Políticos, era extremismo, para los Ortodoxos, la Jerarquía es Proselitismo.


Epílogo

En el final de mi historia, posiblemente lo haya sorprendido, permítame contarle una historia más de Novosibirsk. Le ocurrió al Padre Swidnicki. El estuvo encarcelado en 1984 durante 4 años, por una excusa estúpida. El fue culpado, reprobado por su “manera de hablar” en la Iglesia, acerca de Fátima. El hizo un pequeño comentario: “Yo sé la razón, no es por un sermón, la Iglesia la construí antes. Pero diciéndoles la verdad, ha valido la pena, ha sido digno ir a prisión por esta hermosa Iglesia”, Sí, muchos meses, esperando la oportunidad de regresar a la misión. Un enorme dolor, pero en efecto yo también le he rogado a Dios, por la restauración de todas las Comunidades y por todas las Iglesias construídas en Rusia, después de tantos años de persecución. Gracias mi Señor, por las Iglesias de Rostov, Sakhalin e Irkutsk. Fue realmente digno formar parte de la lista negra del Señor Putin o de los Líderes Ortodoxos.

(Amicus Putin sed multa amica Eclesia)


P. Jaroslaw Wisniewski