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LA PEREGRINACIÓN A SANTIAGO,
UNA EXPERIENCIA MISIONERA


Eran las 11 de la noche del pasado 23 de julio. Hacía media hora que el vuelo AF 299 procedente de Moscú había aterrizado en el aeropuerto de Barajas. Nueve de sus pasajeros venían a Espana con la intención de peregrinar hasta la tumba del Apóstol Santiago y participar en el Encuentro Europeo de Jóvenes, que este ano se ha celebrado en la capital compostelana.

De esta forma se hacía realidad un proyecto que había comenzado un ano antes. En el verano de 1998, cuatro jóvenes voluntarios de la ONG GAM-Tepeyac habían acudido un ano más a Rusia para colaborar con el padre Jaroslaw Wisniewski en la labor misionera que lleva a cabo en las ciudades de Volgodonsk, Azov, Bataysk, Leningradskaya y Stepnoia, situadas en el sur de Rusia. Al finalizar nuestra estancia, planteamos al P. Jaroslaw la posibilidad de que un grupo de jóvenes de dichas parroquias peregrinaran a Santiago durante el Ano Jubilar.

Atrás quedaba un ano de gestiones para resolver trámites burocráticos, imprescindibles para que pudieran venir a Espana. En todo esta labor tenemos que agradecer de todo corazón la imprescindible colaboración ofrecida por la Delegación Diocesana de Juventud, y en particular, por Gregorio Roldán y por Ángel Luis Caballero, sin cuyo empeno no hubiera sido posible llevar a cabo esta idea, que tal vez para alguno de los lectores piense, de primeras, que con las necesidades que hay en el mundo, esto pudiera ser algo secundario. Creíamos que no es así, pues si toda peregrinación puede ser un momento providencial en la vida de un cristiano, en el caso de los jóvenes rusos podría serlo mucho más. En la sociedad rusa los católicos son una minoría y están marginados, lo cual hace que, en muchas ocasiones los jóvenes piensen que la religión católica es una secta. Por ello, necesitan poder compartir con jóvenes católicos de toda Europa sus alegrías y sus tristezas, y poder sentirse un miembro más de una gran familia como es la Iglesia Católica.

Al llegar a Espana, fueron acogidos por los sacerdotes Lucas y Óscar y por varias familias de la parroquia de Na Sra de Europa, a quienes queremos también agradecer su apoyo.

El 25 de julio se iniciaba una andadura, una experiencia de fe que a buen seguro habrá cambiado las vidas de ocho jóvenes rusos: Daniil, Katia, Viktoria, Kristina, Natalia, Tatiana, Ioulia e Iana. Su experiencia de fe hasta esos momentos era muy diversa. Daniil llegó a Espana como catecúmeno: llevaba dos anos preparándose para recibir el Bautismo. Natalia y Tatiana, hermanas, estaban bautizadas en la Iglesia Luterana y deseaban ser confirmadas en la Iglesia Católica. Kristina había sido bautizada en la Iglesia Armenia, monofisita, pero no tenía certeza de estar confirmada. Por último, Iana, Ioulia y Viktoria estaban bautizadas y confirmadas en la Iglesia Ortodoxa rusa, pero no habían recibido la Primera Comunión. Sólo Katia estaba iniciada plenamente en la fe cristiana.

Estos jóvenes han peregrinado a la tumba del Apóstol Santiago, quien, como nos comentaba el P. Jaroslaw, ha estado presente en los corazones de los rusos desde hace siglos. En el siglo XIV hubo en la ciudad de Azov una iglesia dedicada al Apóstol, desde donde muy probablemente peregrinaron católicos a Santiago de Compostela. Muchos anos después, hemos tenido el privilegio de contar entre nosotros con una joven procedente de esta ciudad, Ioulia.

Cada peregrino recorremos dos caminos, uno exterior y otro interior. En el camino exterior el peregrino se ve acompanado por otros, con quienes compartes las fatigas y alegrías del camino, las inclemencias del tiempo, etc. Nuestros amigos rusos han podido experimentar una rica vivencia de Iglesia joven que avanza cada día hacia el encuentro con Jesucristo.

Durante los primeros días fue necesario romper el hielo que suponía la dificultad del idioma y de las diferencias culturales, pero con el esfuerzo de todos enseguida se superó. La alegría de las canciones o el rezo del rosario, que cantamos y rezamos en espanol y en ruso; el intercambio de experiencias; la ayuda en los momentos difíciles, son ejemplos del enriquecimiento mutuo que hemos experimentado durante estos días.

El camino interior es personal e intransferible de cada peregrino. Cada uno partimos de un punto concreto de nuestra vida de fe, y vamos recorriendo etapas de crecimiento interior en nuestro camino hacia el encuentro personal con Jesucristo. La peregrinación ha supuesto para nuestros amigos rusos, como para todos nosotros, un importante crecimiento en su vida cristiana, que ha culminado durante estos días en la celebración de los Sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.

El 6 de agosto, en el maravilloso marco de la Iglesia de S. Martín Pinario de Santiago de Compostela, fuimos partícipes de la alegría de la incorporación de un nuevo miembro en el seno de la Iglesia Católica. En una emocionante ceremonia presidida por nuestro Cardenal-Arzobispo D. Antonio María Rouco Varela, Daniil fue bautizado, confirmado y recibió la Eucaristía. Junto con él, Natalia, Tatiana y Kristina fueron confirmadas en la fe y Ioulia recibió, por primera vez, la Eucaristía.

Todos ellos se han encontrado con Jesucristo. Algunos de una forma más evidente que otros, pero todos han avanzado en ese camino interior que conduce a un mayor conocimiento de Cristo, a la fuente de la Salvación. Ha sido una vivencia que a buen seguro no podrán olvidar y que hará de ellos verdaderos testigos de Cristo en medio de las nacientes comunidades cristianas de Rusia.

En distintas ocasiones nos han comentado los jóvenes rusos que durante la peregrinación estaban experimentando un mayor conocimiento de Jesús, que se sentían más cercanos de Él; que estaban pudiendo experimentar la 'paradoja' de la alegría que se siente cuando te das a los demás, cuando dejas de mirarte tu ombligo, para preocuparte por tus semejantes.

Para concluir, una breve reflexión que da razón del título. Otros anos hemos sido nosotros los que nos hemos desplazado miles de kilómetros para intentar llevar la buena noticia del Evangelio a aquellos que nunca han oído hablar de Jesucristo. Este ano, sin embargo, han sido ocho jóvenes cristianos junto con su sacerdote, los que han venido de Rusia para vivir y experimentar la fe con nosotros. Estamos acostumbrados a que es el misionero el que se desplaza al encuentro de hombres y mujeres necesitados de Jesucristo. Sin embargo, en esta ocasión han sido ellos los que han venido. Ha tenido que ser en la tierra del Apóstol Santiago donde hemos podido vislumbrar los frutos que el Senor va obteniendo de la labor misionera abnegada y ejemplar de misioneros como el P. Jaroslaw, quien a buen seguro ha disfrutado enormemente de estos días, y que a la vez le ha servido de revulsivo, de una fuerza esperanzadora, para continuar con la vasta labor evangelizadora que hay por realizar en los países de la antigua Unión Soviética.

Haber compartido la fe y la experiencia de Dios nos ha enriquecido a todos. Todos hemos sido evangelizadores y evangelizados, y hemos vivido y experimentado la Iglesia. Acaso, ?no consiste en eso la misión? Este camino no ha terminado ni para los que han tenido que volver a Rusia ni para los que nos hemos quedado aquí, pues todos debemos ser testigos de lo que hemos visto y oído durante estos días de peregrinación para todos aquellos que nunca han oído hablar de Él.