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RUSIA

una ventana se abre en el Este


 

A las 8 de la manana del 1 de julio partíamos rumbo a Rostov, ciudad de 1.300.000 habitantes, situada al sur de Rusia, cuatro militantes, Eduardo, Mariano, Jorge y Enrique, con el propósito de dar inicio a un nuevo e ilusionante proyecto: colaborar en las tareas que viene desarrollando el único sacerdote católico de esta ciudad y tomar contacto con las gentes del lugar.

La idea surgió a raíz de la peregrinación a Czestochowa en 1991 donde, al atravesar algunos países del este europeo, nos ofrecieron la posibilidad de volver con el fin de realizar alguna actividad apostólica.

A principio de curso decidimos realizar una nueva actividad apostólica de verano que tuviera lugar en algún país europeo. Conectamos con Irlanda, con una parroquia alemana de Colonia, dos de Polonia y con la organización "Russia Cristiana" ubicada en Italia.

Los temores que se nos presentaban en ocasiones, como el dirigirnos a un país extrano, con un idioma inasequible para los cuatro que íbamos, y la inestable y preocupante situación política y económica que está viviendo Rusia en los últimos meses, no hicieron sino incrementar nuestro entusiasmo.

Una vez que llegamos al Sheremetieva II, el aeropuerto internacional de Moscú, tuvimos que trasladarnos a Vnuvoko para tomar el avión que nos llevaría a Rostov. A las 23,30h llegamos a nuestro destino donde nos estaban esperando un grupo de personas entre las que estaba el Padre Jaroslav y Margarita, una chica nicaragüense que desempenó las funciones de intérprete. Su labor fue esencial para nuestra estancia en Rusia.

Nos dirigimos a la casa del Padre Jaroslav. Durante el trayecto tuvimos que detenernos en un control policial en las afueras de Rostov por la frecuente presencia de terroristas armenios que trafican con armas y gases lacrimógenos. Estaban esperándonos dos de las tres hermanas que viven con el padre: Teresa y Janina.

El padre, como se imaginaba que no habríamos podido oír misa, se ofreció a celebrárnosla, forma muy bonita de comenzar nuestra estancia en Rusia. Luego cenamos y enseguida se entabló una conversación muy alegre y amena como si nos conociésemos de toda la vida. Auguraba una intensa convivencia entre todos nosotros. A las 4,00h de la madrugada nos retiramos a la cama por fin, sin que nadie anteriormente se atreviese a interrumpir la interesante velada. Justamente antes de acostarnos el padre nos invitó entusiasmado a volver el próximo verano.

Al día siguiente comenzó nuestra toma de contacto con la ciudad y también con los universitarios, pues asistimos a la ceremonia de entrega de diplomas de los recién licenciados, entre los que se encontraba Margarita, que acababa de terminar periodismo.

Gran sorpresa fue para nosotros encontrarnos con universitarios de los países más dispares: Filipinas, Perú, Nicaragua, Chad, Guinea-Bissau, Burundi... cuya estancia en Rusia se debe a las relaciones que existían antes del derrumbe del sistema comunista entre la desaparecida URSS y los países con sistemas políticos afines al régimen soviético o que mantenían buenas relaciones con él.

Por la tarde asistimos a misa en Rostov. Al leer la palabra "misa", los lectores habrán dado por supuesto que se celebra en una iglesia. Pero tristemente no es así, la única iglesia que existía en Rostov fue destruida en 1952 por el régimen stalinista. El padre nos ensenó el solar donde estuvo ubicada, que es hoy un bloque de edificios y un pequeno parque.

La misa se celebra en un sala de exposición de pintura. También el número de asistentes a misa (entre 15 y 35 personas) es sorprendente, teniendo en cuenta que la población de Rostov alcanza 1.300.000 habitantes. Más de una tercera parte de los asistentes son universitarios extranjeros.

300 KILÓMETROS DE PEREGRINACIÓN POR LAS LLANURAS RUSAS

3 de Julio

Por la manana temprano emprendimos en tren el largo camino para dirigirnos a la ciudad de donde partía la peregrinación. Primero nos dirigimos a Moscú, destino que no alcanzaríamos hasta después de transcurridas 26 horas de viaje, tiempo que aprovechamos para entablar amistad con los jóvenes de Rostov contando chistes y cantando sin descanso, tanto en ruso como en espanol, gustando mucho nuestras canciones. Esto fue importante para que no decayese el ánimo en un viaje tan largo y monótono.

Ya en Moscú, nos dirigimos a la catedral católica donde nos reunimos con otros tres grupos de peregrinos de San Petersburgo, Volgogrado y Moscú. Allí se celebró una misa para ofrecer los frutos de la peregrinación.

A las 6 de la manana del día 5 llegamos a Smolensk, donde unas 300 personas iniciamos 8 etapas de unos 35 km cada una. Entre los peregrinos se encontraban católicos y ortodoxos, personas que sabían qué era una peregrinación y otras que iban sólo por curiosidad o por creer que era algo parecido a las marchas políticas que se organizaban durante el comunismo.

Durante la travesía de Smolensk empezamos a darnos cuenta de lo que significa un acontecimiento de estas características para el pueblo ruso. La gente que caminaba por las calles o que, ante el sonido de la megafonía, se asomaba a las ventanas, respondía de distintas maneras ante el paso de los peregrinos. Unos se quedaban perplejos por aquel suceso (es el segundo ano que se celebra); otros se reían y burlaban de algo que, seguramente no sabían lo que era; y otros, los menos y generalmente mujeres ancianas, se emocionaban y bendecían.

6 de Julio

Este día supuso uno de los momentos más álgidos de la peregrinación, ya que llegamos al bosque de Katyn, lugar emblemático para el pueblo polaco, una especie de Auschwitz, por lo que sucedió allí durante la Segunda Guerra Mundial. La Iglesia Católica quiere que sea construido en este lugar un templo donde se celebren misas católicas y ortodoxas.

Una vez reemprendido el camino, el cielo se encapotó rápidamente, augurio inequívoco de la tarde lluviosa que nos tocó vivir. Debido a la lluvia incesante y al suelo resbaladizo, se hizo necesario centrar toda la atención en no caer al suelo embarrado. La peregrinación comenzó a marchar en silencio, y para infundir algo de alegría comenzamos a cantar, lo cual sorprendió positivamente a la gente. Cuando llegamos al lugar de acampada, totalmente empapados y algunos con fiebre, hubo que sacar fuerzas de flaqueza para montar las tiendas de campana. Creíamos que ahí terminaba aquel día pasado por agua, pero sobre las tres de la madrugada dos de nosotros nos encontramos con el saco de dormir y la ropa empapados y con un dedo de agua en el suelo de la tienda. Ante aquella situación sólo quedaba "abandonar el barco" y rezar porque no ocurriese lo mismo en la tienda donde dormían los otros dos. Salimos de la tienda tiritando y nos acoplamos los cuatro en la otra como sardinas en lata, operación que nos llevó un buen rato. La hermana Janina y Margarita, al oírnos, se acercaron a nuestra tienda para ver que ocurría, interés que fue muy de agradecer pues el frío y la lluvia no invitaban a hacer visitas a esas horas. Posteriormente otras monjas ofrecieron sus tiendas a la hermana y a Margarita y nosotros nos ubicamos en la suya.

A la manana siguiente nos vestimos con ropa que nos prestaron hasta que se secase la nuestra en el tendero ambulante en que se convirtieron las mochilas durante la marcha.

Día 7

Poco antes de terminar este día vivimos un percance con un grupo de cosacos. Al atravesar el último pueblo, la hermana Janina, en su afán misionero, se subió a un autobús a repartir rosarios y conversar con los viajeros. Cuando el autobús nos alcanzó, la hermana nos mandó subir. Inmediatamente entendimos por qué. En el autobús estaba la hermana con cuatro hombres y una mujer de mala vida, que, como nos ocurría en todas partes, nos invitaron a vodka (según alguno era un "zumo de hierbas"), Margarita tuvo que desplegar toda su diplomacia y persuasión para evitar que nos emborrachasen. La mujer nos dijo que no podíamos ser auténticos hombres y personas felices si no bebíamos. Le contestamos que la felicidad no se consigue con el alcohol y la hombría se demuestra en otras circunstancias. La mujer no entendía nuestro argumento. La situación se complicó cuando invitaron a subir a un sacerdote al autobús y empezaron a meterse con él porque, aunque había nacido en Bielorrusia, se había criado en Polonia y se consideraba polaco, por lo que le acusaron de traidor por no estar orgulloso de su país de nacimiento. El sacerdote dijo que él había ido a dialogar y no a discutir. Antes de bajarse el sacerdote los cosacos le dijeron que no le mataban porque había extranjeros presentes (hacía unos meses este padre había recibido una paliza por parte de los cosacos).

Día 8

Abandonamos Rusia y nos adentramos en territorio bielorruso, y en el primer pueblo, situado a unos 200 m de la frontera, tuvimos la misa con los habitantes del lugar en una plaza.

Durante la peregrinación se aprovechaba para rezar el rosario y cada misterio se hacía en diferentes idiomas: ruso, bielorruso, polaco, espanol y francés. También los sacerdotes aprovechaban para dirigir charlas a modo de catequesis, adaptadas a la mentalidad rusa, en las que se iba explicando el significado de la peregrinación, haciendo hincapié en que no era una marcha política; qué sentido tiene la penitencia para el cristiano; se comentaban pasajes del Nuevo Testamento, etc. Después se iniciaban los cantos.

Día 9

Durante la etapa de este día, por uno de los pueblos por los que atravesamos, las autoridades invitaron a la peregrinación a un convite, invitación que tuvo que ser rechazada por temor a que pudiese producirse un envenenamiento o algún otro altercado. La etapa de este día finalizó en la ciudad de Orsha, celebrando la misa en la iglesia de San José, edificio que se encuentra en restauración y que, durante el comunismo, se utilizó que como salón de baile.

Día 12

Hoy completamos los 300 km de la peregrinación llegando a la ciudad de Magilov. En las calles había un número considerable de personas que observaban un hecho inédito para ellos. Nada más entrar en la ciudad fuimos recibidos por el párroco. Atravesamos la ciudad y llegamos a la iglesia de S. Estanislao. En la explanada que hay delante de la fachada principal de la iglesia festejamos con júbilo, bailando y cantando, a pesar del cansancio, haber concluido felizmente el trayecto. Posteriormente tuvimos la misa de acción de gracias y pasamos a visitar la iglesia que está en restauración. Fue construida en 1752 por los polacos. Durante el régimen comunista fue utilizada como archivo de la KGB. El templo fue devuelto por las autoridades rusas a la Iglesia Católica en julio de 1990.

NUESTRA VIDA EN ROSTOV

Una vez en Rostov nos dedicamos a visitar a familias que conocía el padre.

En la casa del padre intentamos no ser parásitos y ayudamos en las tareas domésticas y diferentes cosas que tenía que hacer el padre, como era hacer copias para la parroquia con la multicopista manual.

La noches eran especiales porque, al haber falta de espacio, dormimos en la capilla, con la companía de Jesús en el sagrario.

Día 21

Acompanamos al padre a visitar al párroco ortodoxo de la iglesia de la Transfiguración, construida a finales del s. XVII. Casualmente presenciamos la ceremonia de una boda ortodoxa.

Vladimir, que es como se llama el pope ortodoxo, es un gran amigo del padre. Defiende un verdadero ecumenismo, y reconoce humildemente los errores cometidos por la iglesia ortodoxa, principalmente durante el régimen comunista, como su sometimiento al poder civil y rechazo creciente hacia los católicos.

Tras este encuentro con el sacerdote ortodoxo, nos dirigimos a ver la iglesia de Sta. Cruz, fundada en 1782 y situada en la parte Norte de la ciudad, donde una senora nos estuvo relatando entre lágrimas las vicisitudes de los armenios de rito ortodoxo en Rusia: desde finales del s. XVIII, las autoridades permiten la construcción de iglesias armenias siempre que siguiesen el estilo arquitectónico ruso.

Al igual que las iglesias ortodoxas, las armenias se convirtieron en museos, circunstancia aprovechada por algunos fieles para poder seguir yendo allí a orar. Actualmente hay 7 iglesias armenias en Rostov, 14 ortodoxas y ninguna católica. También visitamos un monasterio de monjas ortodoxas, algo apartado, en las afueras de Rostov.

Día 22

Tomamos el tren a las 8,30 de la tarde con dirección a Rossosha, ciudad de unos 150.000 hab., donde visitamos un orfanato en construcción y nos reunimos con sus responsables, miembros de la brigada alpina del ejército italiano. El padre Jaroslav intentaba con este encuentro con los responsables italianos conseguir, apoyo técnico para la construcción de la iglesia en Rostov.

Después nos dirigimos a Novocherkasky esperando tener más suerte con otras negociaciones en esta ciudad, capital de los cosacos.En la ciudad se encuentra la catedral ortodoxa de la Santa Trinidad, cuya construcción se inició en 1805, y no fue inaugurada hasta 1893 debido a las constantes batallas en las que se veían inmersos los cosacos.

Fuimos allí para conseguir una entrevista con el rector del Instituto Politécnico, uno de los más importantes de Rusia, ya que la iglesia católica que existe en la ciudad, utilizada durante el anterior régimen como carpintería, pertenece actualmente al Instituto y, con la pretensión de llegar a algún acuerdo para que devolviesen la iglesia. La entrevista siempre se la habían negado al padre, pero como ahora había extranjeros por medio, accedieron. Tras un largo tira y afloja, llegamos a un acuerdo por el que nosotros intentaremos establecer relaciones culturales y de cooperación entre este instituto y otro análogo de Espana, con lo que se conseguirá que el instituto ruso devuelva la iglesia y ayude a su restauración. Este acuerdo tiene buena parte de idealismo, pero al menos cabe la esperanza de conseguir algo en un futuro no muy lejano. Pero tal vez lo más importante para el padre ha sido el que por fin se hayan dignado a recibirle y que en el acuerdo el instituto reconocía por escrito que el edificio al que se refiere el documento es una iglesia católica.

Día 24

Nos levantamos a las 4,30 de la madrugada para dirigirnos a la ciudad de Taganrog, que tiene una población cercana a los 30.000 habitantes y situada a 80 km de Rostov. En esta ocasión nos desplazamos en barco a través del río Don y del mar de Azov,

En esta ocasión la iglesia católica se ha estado utilizando desde 1933 como biblioteca infantil, llamada "Gorky".

El padre celebra misa en esta ciudad los sábados, en una sala alquilada del museo Tchaikovsky, antigua casa del compositor. A misa acuden cada sábado unas siete personas. En esta ocasión aprovechó para repartir entre los fieles rosarios y Biblias.

Día 26

Hoy la misa de Rostov se ha celebrado en la explanada donde se construirá en un futuro esperamos no muy lejano, la iglesia de la ciudad, cuya advocación será la de Santa Ana.

LA VIDA DEL PADRE Y LAS HERMANAS EN ROSTOV

Durante varias noches le pedimos al padre que nos relatase por qué le habían destinado a Rusia como sacerdote.

En 1989, siendo aún seminarista, pasó unos días de vacaciones en Bielorrusia, donde empezó a tomar contacto con la realidad. A su obispo, monsenor Kandrichevich, más tarde elegido obispo de Bielorrusia, le da a conocer sus deseos de ir a Rusia cuando sea ordenado sacerdote. Se ordena en 1991 y, ante la petición de ir a Rusia sus superiores le contestan afirmativamente, pero le indican que primero debe coger experiencia como sacerdote en Polonia. Meses más tarde Monsenor Kandrichevich le envían a Moscú, y se acuerda de aquel seminarista. Escribe una carta a Mons. Tadeusz, arzobispo de Moscú, para que envíen al padre Jaroslav a Rusia. En julio de 1992 es destinado a Rostov, ciudad que hasta entonces no tenía sacerdote católico.

Las hermanas pertenecen a la congregación de la Sagrada Familia, muy ligada a Rusia, pues fue fundada por una monja polaca con el propósito de trabajar en Rusia. Se fundó en 1905, cuando se promulgó en Rusia la ley de libertad de creencias.

El padre celebra misa en Rostov los miércoles, viernes y domingos, el resto de los días, en Bataisk. Los sábados en Taganrog, y los domingos la ha empezado a celebrar en Novocherkasky.

Las personas acuden a misa por distintas razones: porque son descendientes o están casados con polacos, o son estudiantes extranjeros (más de la tercera parte); porque les gusta cómo se canta en las iglesias católicas; por simple curiosidad; porque buscan sanarse de alguna enfermedad...

Aun así, el comportamiento de los rusos en algunas ocasiones durante las celebraciones religiosas se asemeja al de los ninos porque no son conscientes de lo que sucede. Así, pueden estar hablando en la misa como si se tratara de un mercado; acudir a comulgar por curiosidad o simplemente porque lo hacen otros. Un aspecto muy curioso es el de la confesión. El ruso, sin clara conciencia de pecado, utiliza la confesión para contar al sacerdote sus problemas.

El padre aprovecha las catequesis, conversaciones personales o las homilías para explicarles, con mucha paciencia cuando la ocasión lo requiere, con energía, aspectos de la religión, de humanismo o de simple civismo.

Lo que es palpable es que a la gente que lleva un tiempo en contacto con el padre y las hermanas se les nota en su manera de ser. El ejemplo más claro lo pudimos observar en los monaguillos, chicos de unos 12 anos.

Algo que sorprende a un occidental, aunque cada vez menos, es cuando el padre y las hermanas han de trasladarse por la ciudad, lo que aquí parece tan normal, allí supone un acto casi heroico. Durante todo el trayecto son el blanco de las miradas o comentarios perplejos de los viandantes, como fue el caso de una chica que preguntaba a su madre si ellas (las hermanas) eran ángeles enviados por Dios; pero también son el blanco de las blasfemias e insultos. La situación alcanza un nivel especialmente tenso cuando cosacos medio bebidos se acercan a las hermanas riéndose y las invitan a beber alcohol y a irse con ellas , o cuando alguna mujer se le acerca al padre. Impresiona ver cómo cuando proferían insultos contra ellos sin mediar palabra y con una ligera sonrisa en la cara proseguían su camino. En ocasiones el motivo de estos comportamientos, más que el rechazo a los católicos, se trata de la confusión de los sacerdotes con los pastores protestantes que son mal vistos; y en el caso de las monjas, por confundirlas con las hermanas de María, secta muy extendida por Rusia.

La situación más crítica se vivió en el mes de febrero de este ano cuando el padre fue secuestrado por los cosacos en Bataisk, y trasladado a una comisaría cosaca (los cosacos tienen policía que están al margen de la legalidad). Ello venía motivado por las catequesis que daba el padre a casi 200 ninos en Bataisk, diariamente, ya que los cosacos la única religión que aceptan es la ortodoxa. Le acusaron de influir en los ninos y de hacerles perder clases. Los padres de los chavales estaban al tanto de lo que ocurría con sus hijos, e incluso, el padre les hizo firmar un papel por el que daban permiso a sus hijos a acudir a la catequesis.

Ante esta situación las hermanas movilizaron a las gentes de Bataisk y Rostov y fueron a la comisaría a denunciar el secuestro. Recogieron firmas de apoyo al padre, y también les preguntaron si estaban a favor o en contra de que el padre y las hermanas siguiesen viviendo en Bataisk. Un número considerable de personas respondieron positivamente ante este suceso. El padre fue liberado y las autoridades de Rostov pidieron disculpas por todo lo sucedido.

31 JULIO

La última noche de nuestra estancia en Rostov fue el momento de las despedidas pues al día siguiente el padre y dos hermanas tenían que partir de madrugada a Novocherkasky, donde iba a celebrar misa por primera vez. Nos agradecieron, primeramente habernos decidido a ir a un país lejano y desconocido, que está atravesando momentos poco buenos. (En realidad ellos no pensaron que nos decidiésemos a ir a Rusia por los motivos antes expuestos, por lo que nuestra presencia allí fue doblemente celebrada por ellos). También nos agradecieron la fenomenal convivencia que habíamos tenido con ellos y nuestra entera disposición para lo que hiciera falta, lo cual nos dijo que podía servir de ejemplo para los jóvenes rusos, demostrando así que tanto el padre y las hermanas son personas normales con las que se puede convivir, y que había una disposición de colaborar y no de hacer turismo en nuestro viaje a Rusia, lo cual sorprendió a bastantes personas. Nos dimos un emocionante abrazo y hubo por parte de todos un esfuerzo por retener las lágrimas.

El 1 de agosto partimos de nuevo para Espana.

Se ha iniciado en Rusia un hermoso camino en el cual podemos volcar nuestra entrega a los demás, del cual hemos conocido sólo su inicio, pues su posible desarrollo sólamente lo conoce la Virgen de Fátima, por la quien el padre y las hermanas tienen un especial carino por todo lo que ha significado para Rusia, y que preside la capilla de Bataisk.

 

Enrique Sánchez y Eduardo Esteban